martes, 9 de agosto de 2011

Etapas de San Valentín


No todos los sanvalentines se celebran igual, pues la vehemencia con que los hombres abordan tan pintoresca fecha está en relación directamente proporcional con el entusiasmo que le inspire su pareja del momento. Por cierto, resulta curioso que a ningún hombre se le haya ocurrido preguntarse por qué diablos en esa fecha tiene que gastar la mitad de su sueldo comprándole cosas a su pareja para demostrarle que la ama cuando eso se supone, porque de lo contrario no andaría con ella ¿no?
Pero bueno, en todo caso ese no es asunto que nos ocupe (por ahora), así que en este texto nos limitaremos a ubicar a los hombres víctimas de San Valentín en cualquiera de las siguientes etapas:
Etapa mártir
Tiene vigencia durante el primer año de relación, cuando el prospecto se encuentra aún en evaluación por parte de ella y su grupo de amigas, que siempre están cerca para darle sabios y claros consejos acerca de cómo ser feliz en su relación, consejos que ellas toman de propia y exitosísima vida amorosa. 
En esta etapa, con el fin de ganarse la buena voluntad de las compinches de su pretendida el candidato cargará con ellas a todas partes y aguantará a pie firme horas y horas de animada conversación femenina acerca de hombres que no las mirarán nunca y toda clase de comentarios malignos acerca de mujeres que ellas consideran despreciables (las parejas de estos mismos hombres), mientras sonríe como un caballo, con las encías al aire, aunque en el fondo no haga sino rogar por un litro de kerosene y un par de fósforos, para incendiar a las tertuliantes.
Además, en esta etapa nuestro galán será radiografiado en otros aspectos, como que no sea demasiado bruto, que tenga capacidad económica, una personalidad manipulable y una vida social no excesivamente intensa, con el fin de evitar que se entere de la reputación de su señorita novia como striper improvisada en algunas discotecas o la historia de su primer premio en el certamen “Miss Tanguita Feliz”, celebrado en un amplio local, exclusivo para camioneros.
Etapa romántica
Ya como novio oficial, a nuestro héroe no se le ocurrirá nada mejor para celebrar su flamante condición que aparecerse en casa de su amada con un inmenso ramo de flores que le costó ambos ojos de la cara (uno por el precio y otro porque una abeja le picó el párpado) y media hora antes de lo previsto, con el fin de darle tiempo para el descalabro emocional de rigor y para que pueda llamar a sus amigas y promocionarlo como el hombre ideal, lo cual es muy importante (para él) por si alguna vez quiere tramitarse a alguna de ellas (que sí va a querer).
Después, el itinerario de siempre: compartir una cena ligera, una casual caminata por algún lugar romántico cercano a un hotelito que coincidentemente tiene una reservación con su nombre; luego, el catalizador “Te amo”, el enervante “Te necesito” al que se agrega un poquito de sazonador erótico-verbal para rematar con el clásico “Tú tranquila, que no pasará nada”, que deriva en los labios anhelantes, las manitos traviesas y el calzoncito complaciente…
Tiempo después, la regla que no viene, el ginecólogo fatalista, el padre furioso, su revólver cargado, el matrimonio intempestivo, los pañales pestilentes, los llantos a medianoche, las ideas suicidas, etc., etc., hasta que la muerte los separe.
Etapa cursi
Estadío previo al matrimonio, en esta etapa el ahora novio prueba las mieles del amor con regularidad, a consecuencia de lo cual piensa con las hormonas y es capaz de mentecatadas profesionales como aparecerse en casa de ella vestido de marichi, así sea made in Caxamarca.
Increíblemente, el novio en etapa cursi tiene la capacidad de lograr niveles aún más estratosféricos de chabacanería, enriqueciendo la velada con poemas de su inspiración (cuyos versos haría repicar los huesos de Vallejo como castañuelas de zarzuela), para culminar su recital arrodillado, con un anillo en una mano, una flor en la otra y la palabra matrimonio entre los labios, con lo cual alcanzará con sobrado merecimiento un lugar de privilegio en el Olimpo de la huachafería.
Etapa práctica
Tiene lugar cuando la pareja ya está casada y el romanticismo del ahora marido se limita a una tarjetita con algún mensaje convencional que le viene de regalo junto con las publicaciones culturales (play boy y otras por el estilo) que acostumbra comprar en una librería cercana a su casa, misma que frecuenta no sólo para enriquecerse intelectualmente sino para pronunciarle a una joven despachadora el viejo discurso de que tiene problemas con su mujer, que se siente solo y que está esperando el momento oportuno para separarse, mismo que podría ser cuando Perú clasifique a un Mundial.

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